Casa de Bono en Cedarwood Road
El otro día tratamos un texto periodístico que nos hablaba de las virtudes y los defectos de los rascacielos. Abel se quejaba de que un muro le impedía ver el horizonte (que antes sí podía observar) y Rosario expresaba, con dolor en su voz, que una nueva construcción le impedía ver el campo de fútbol.
Y es que la ciudad es un elemento orgánico, crece y se desarrolla. En esos días leía una biografía sobre Bono y su banda y comentaba su relación con la urbanización, rascacielos y bosques...
Y es que la ciudad es un elemento orgánico, crece y se desarrolla. En esos días leía una biografía sobre Bono y su banda y comentaba su relación con la urbanización, rascacielos y bosques...
Por aquel entonces vivíamos en el número 10 de Cedarwood Road, en una casa de clase media con tres dormitorios y un garaje, y yo dormía en el cuarto de los trastos, una habitación diminuta del tamaño de un armario.
En la parte trasera de la casa había campo y árboles, algo increíble. Podías salir, trepar y quedarte allí todo el día, desaparecer en el bosque... Bueno, no era realmente un bosque, pero a mí me lo parecía. Recuerdo pasar un poco de miedo porque había pandillas que solían vagar por el parque y si te pillaban, y a veces lo hacían, te pegaban de lo lindo o te amenazaban con ahorcarte... Te aterrorizaban.
Era un lugar atractivo, emocionante, pero un poco peligroso. Entonces cortaron los árboles y construyeron eso que llaman "Las 7 torres", los pisos de Ballymun, los primeros edificios elevados del país. Cuando el resto de Europa ya se había dado cuenta de que no era agradable vivir unos encima de otros, decidieron poner en marcha el experimento en Irlanda.
Así pues, construyeron las torres. Al principio, al verlas crecer, pensabas que eran muy modernas; ¡Dios, edificios altos, con ascensores! Pero entonces obligaron a la gente del centro de la ciudad (!?) a trasladarse allí; rompieron comunidades y se generaron un montón de problemas e infelicidad.
En las torres vivían pandillas muy grandes, de modo que aunque vivíamos en una callecita muy agradable nos rodeaban dos barrios difíciles (...) Era como estar atrapado entre los indios y los vaqueros.
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