¿Hueles eso? ¿Lo hueles muchacho? Napalm, hijo. Nada en el mundo huele así.
¡Qué delicia oler napalm por la mañana! Una vez, durante doce horas, bombardeamos una colina y, cuando todo acabó, subí. No encontramos ni un cadáver de esos chinos de mierda.
¡Qué pestazo a gasolina quemada! Aquella colina olía a... Victoria.
En el apocalipsis:
2 comentarios:
Como siempre...los americanos haciendo amigos. No es nuevo.
Un saludo.
La vieja y misma historia de siempre
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