Nazis simpáticos

¿Son simpáticos los nazis? No, pero hay que reconocer que tienen tirón...
Mis alumnos (¿Quién no?) están intesados por los aspectos más sórdidos y recónditos del nazismo en Alemania. Ya se sabe, la esvástica y Hitler aun crean turbación e interés a partes iguales. Ellos se convierten en un torrente de preguntas del tipo:

• "¿Quién era la rubia que iba con Hitler?"
• "¿Era homosexual?"
• "¿Dónde vivía?"
• "Cuando murió en el tanque..." (¿?)

(Inciso: en este punto me sentí en una clase como la que describía en su blog el profesor Girafales -Estupendísima bitácora, enormemente recomendable-).

Intento e intento, pero yo sé que es harto complicado, destacar que una de las característcas del ser humano es la heterogeneidad. Hoy he vuelto a insistir en que no todos los alemanes eran iguales, como tampoco lo somos los españoles, los andaluces, los murcianos, los jerezanos, los coreanos, los del PP, los del PSOE...

A modo de ejemplo pongo una carta repartida por una célula comunista alemana dentro del propio ejército germano que estaba en el frente de Stalingrado. La carta fue encontrada por un soldado ruso en el forro de un capote de un soldado alemán:

En ella se hacía un llamamiento a fundar consejos de soldados en cada unidad, en cada regimiento, en cada división (...). Camaradas, ¿quién no está hasta las narices de mierda aquí en el Frente Oriental ?(...) Es una guerra criminal desatada por Hitler y está llevando a Alemania al infierno... Se debe eliminar a Hitler y nosotros los soldados podemos hacerlo. El destino de Alemania está en manos del pueblo en el frente. Nuestra contraseña debe ser "¡Fuera Hitler!". ¡Contra la mentira nazi! La guerra significa la muerte de Alemania.

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