Estoy leyendo un libro de terror (no demasiado bueno) y hay un pasaje que me ha llamado la atención. La historia está ambientada en Seattle a principios de siglo:
La pista se convirtió en un lodazal en cuanto dejamos la parte de la ciudad que conocíamos, y los edificios de piedra del centro dieron paso a chabolas de madera rodeadas de fango y basura. Entre las chabolas discurrían estrechas callejuelas borrosas, llenas de niños escuálidos y hambrientos, que corrían semidesnueso bajo la fría lluvia, jugando dsitraídos con palos y pelotas. Estufas y fogatasal al aire libre, protegidas de la lluvia por toldos de bambú, echaban bocanadas de humo de leña. Ese mundo sólo está a minutos del mío y, sin embargo, yo pensaba que sólo existía en los lugares por los que John y yo habíamso viajado, como Egipto.
Estos lugares siguen existiendo como mucho de vosotros podéis haber comprobado, me da lo mismo que sea en Mexico DF, Nápoles o Alicante.
PD: A ver si os pasáis por aquí para dejar un voto de cine.
Saludos.
Estos lugares siguen existiendo como mucho de vosotros podéis haber comprobado, me da lo mismo que sea en Mexico DF, Nápoles o Alicante.
PD: A ver si os pasáis por aquí para dejar un voto de cine.
Saludos.
2 comentarios:
Sí, exactamente es lo que sucede en Caracas; como tu dices, en Ciudad de México, en Johannesburgo, y pasará en Sao Paulo, Bogotá, Quito, en la India y en Taiwán.
Y eso será así siempre.
Seamos positivos...
¡Qué demonios! no se puede ser positivo ante la desigualdad.
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