Cada mucho tiempo (20 ó 30 libros) ocurre el pequeño milagro: te encuentras con El Libro, ese que, tras el comienzo, te engancha, quieres devorarlo pero al mismo tiempo no quieres avanzar con él demasiado, puesto que se acabaría muy pronto ese placer.
En este caso ha sido Shutter Island, una novela que me ha encantado y que, estoy seguro, que el film no puede superar. (Por mucho Scorsese que sea aunque varios amigos de fiar me han dicho cosas muy positivas sobre la peli), No os hablo de ella. Quién quiera que la tome y quien no que la deje.
Además, en un momento de la historia, el protagonista, Teddy, cuenta una de sus experiencias en la Segunda Guerra Mundial que refleja un mensaje que intento transmitir a mis alumnos en clase: en la guerra no hay buenos y malos, ¿qué es ser bueno?, ¿qué es ser malo?, ¿la supervivencia justifica los medios para conseguirla?, ¿toda una nación pueder ser buena o mala', ¿cómo refleja las películas de Hollywood la actuación del ejército estadounidense en los conflictos? Vamos allá con lo que nos cuenta el protagonista:
—En Dachau se nos rindieron los guardias de asalto de la SS —dijo Teddy—. Quinientos hombres. Había periodistas, pero ellos también habían visto los cadáveres apilados en la estación de tren. Podían oler exactamente lo que nosotros estábamos oliendo. Nos miraron, y vimos que querían que hiciéramos lo que acabamos haciendo. Y nosotros, evidentemente, deseábamos hacerlo. Así que ejecutamos a todos y cada uno de esos malditos alemanes. Los desarmamos, los obligamos a apoyarse en la pared y los ejecutamos. Ametrallamos a más de trescientos tipos a la vez. Luego nos dedicamos a caminar entre las hileras y a meterle un tiro en la cabeza a cualquiera que todavía respirara. Fue uno de los peores crímenes de guerra de todos los tiempos, ¿no crees? Pero, Chuck, era lo mínimo que podíamos hacer. Los jodidos periodistas no paraban de aplaudir. Los prisioneros estaban tan contentos que se les saltaban las lágrimas. Así que les entregamos unos cuantos guardias de asalto y los hicieron pedazos. Al final del día habíamos eliminado quinientas almas de la faz de la tierra. Los asesinamos a todos. No fue en defensa propia, ni librando una batalla. Fue un homicidio. Y con todo, la situación estaba muy clara, puesto que se merecían algo mucho peor. Hasta aquí muy bien, pero... ¿cómo puede vivir alguien con ese peso? ¿Cómo puedes explicarles a tus padres, a tu mujer y a tus hijos que has hecho una cosa así? ¿Que has ejecutado a gente desarmada? ¿Que has matado niños? Niños con pistolas y uniformes, pero niños de todas formas. La respuesta es... que no puedes contárselo. Nunca lo comprenderían, porque lo que has hecho ha sido por una buena razón, pero a la vez está mal hecho. Y nunca lo olvidas.
—Como mínimo, el motivo estaba justificado —remarcó Chuck, al cabo de un rato—. ¿Te has fijado alguna vez en esos pobres desgraciados que regresan de Corea? Todavía no saben por qué fueron a la guerra. Nosotros le paramos los pies a Adolf, salvamos millones de vidas. ¿No estás de acuerdo? Nosotros hicimos algo positivo, Teddy.
En este caso ha sido Shutter Island, una novela que me ha encantado y que, estoy seguro, que el film no puede superar. (Por mucho Scorsese que sea aunque varios amigos de fiar me han dicho cosas muy positivas sobre la peli), No os hablo de ella. Quién quiera que la tome y quien no que la deje.
Además, en un momento de la historia, el protagonista, Teddy, cuenta una de sus experiencias en la Segunda Guerra Mundial que refleja un mensaje que intento transmitir a mis alumnos en clase: en la guerra no hay buenos y malos, ¿qué es ser bueno?, ¿qué es ser malo?, ¿la supervivencia justifica los medios para conseguirla?, ¿toda una nación pueder ser buena o mala', ¿cómo refleja las películas de Hollywood la actuación del ejército estadounidense en los conflictos? Vamos allá con lo que nos cuenta el protagonista:
—En Dachau se nos rindieron los guardias de asalto de la SS —dijo Teddy—. Quinientos hombres. Había periodistas, pero ellos también habían visto los cadáveres apilados en la estación de tren. Podían oler exactamente lo que nosotros estábamos oliendo. Nos miraron, y vimos que querían que hiciéramos lo que acabamos haciendo. Y nosotros, evidentemente, deseábamos hacerlo. Así que ejecutamos a todos y cada uno de esos malditos alemanes. Los desarmamos, los obligamos a apoyarse en la pared y los ejecutamos. Ametrallamos a más de trescientos tipos a la vez. Luego nos dedicamos a caminar entre las hileras y a meterle un tiro en la cabeza a cualquiera que todavía respirara. Fue uno de los peores crímenes de guerra de todos los tiempos, ¿no crees? Pero, Chuck, era lo mínimo que podíamos hacer. Los jodidos periodistas no paraban de aplaudir. Los prisioneros estaban tan contentos que se les saltaban las lágrimas. Así que les entregamos unos cuantos guardias de asalto y los hicieron pedazos. Al final del día habíamos eliminado quinientas almas de la faz de la tierra. Los asesinamos a todos. No fue en defensa propia, ni librando una batalla. Fue un homicidio. Y con todo, la situación estaba muy clara, puesto que se merecían algo mucho peor. Hasta aquí muy bien, pero... ¿cómo puede vivir alguien con ese peso? ¿Cómo puedes explicarles a tus padres, a tu mujer y a tus hijos que has hecho una cosa así? ¿Que has ejecutado a gente desarmada? ¿Que has matado niños? Niños con pistolas y uniformes, pero niños de todas formas. La respuesta es... que no puedes contárselo. Nunca lo comprenderían, porque lo que has hecho ha sido por una buena razón, pero a la vez está mal hecho. Y nunca lo olvidas.
—Como mínimo, el motivo estaba justificado —remarcó Chuck, al cabo de un rato—. ¿Te has fijado alguna vez en esos pobres desgraciados que regresan de Corea? Todavía no saben por qué fueron a la guerra. Nosotros le paramos los pies a Adolf, salvamos millones de vidas. ¿No estás de acuerdo? Nosotros hicimos algo positivo, Teddy.
9 comentarios:
Un libro a tener en cuenta.
En historia está descartada cierta terminología: buenos y malos. Fernando VII no era malo, era "el rey felón"...
Ey Eladio, he empezado ya con Sabino, creo que en un par de días lo tengo.¿Tu no vas a Almoradí en fin de semana, verdad? ES que yo vuelvo viernes por la tarde y ya se que no te corre prisa, pero yo tengo alguna deuda pendiente, jeje.
Ya me dices algo.
Por cierto me gusta cuando dice:
"las corbatas en los cuellos y los búhos en el congelador"
Espero que no nos pase a todos
Acabo de escuchar la canción en youtube, creía que los punteos a 2 voces eran cosa de los Extremoduro, pero estos son más antiguos.
Parece que esté todo hecho ya.
Yo estoy empezando a usar delay ahora y Miles Davis ya las usaba en los 60 (en el Bitches Brew)
Me lo apunto.
No, Antonio, lo siento pero me es imposible aparecer por allí en el fin de semana. Podrías habérmelo dicho antes y te hubiese adelantado la pasta.
¿"la canción en youtube"? ¿A qué canción te refieres?
Un saludo
Cayetano y Vernis: gracias por tenerme un mínimo de confianza.
La canción de 091, nada más por hoy
¡Ah, leches! la del punto de lectura.
Me alegra que te haya gustado
¿Y si te mando el dibujo a través de mi tío? Ya se que es un poco impersonal, pero es que ahora empieza la recta final e intentaré aprovechar los viernes para hacer cosas; no se si podré volver algún Jueves.
Como tu veas.
En realidad el dinero puedo pedírselo a mi padre, pero parece que da más gusto pagar con dinero propio.
Como sea más cómodo para tí. Le das el dibujillo (no lo acepto sin firma) y la facturilla
(no recuerdo el precio, aunque, ¡qué narices! el arte no tiene precio por lo tanto deberías regalármelo)
y ya hablaremos cuando andes menos liado.
Bueno, los puentos a dos son mucho más antiguos. Aunque no me gusten, este probablemente más conocido (minuto 6:15):
http://www.youtube.com/watch?v=5ID_f3Vv-A0
Yo por mi parte estoy utilizan cada vez más la distorsión en el bajo pero hay que andar con mucho tiento para no abusar de ella.
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