lunes, 6 de diciembre de 2010

Con los mofletes a otro sitio

Dizzy Gillespie


Alcibíades, general ateniense discípulo y amigo de Sócrates, se negaba a tocar el aulus porque lo consideraba poco adecuado para un hombre libre puesto que le impedía decir palabra. Algo distinto, consideraba él, era tocar la lira que permite cantar o recitar versos pero el aulus ponía una mordaza al hombre y éste era incapaz de expresarse por el cerco de los dientes.

Los atenienses, en general, estaban en contra del uso de este instrumento (que dejaban con sorna "para los tebanos") puesto que su deidad superior, la diosa Atenea, arrojó con furia este tipo de flauta cuando vio sus mejillas hinchadas reflejadas en el agua mientras tocaba este instrumento y que deforma la cara tanto que el amante de la noche anterior puede tener problemas para reconocer al músico que se entregue al aulus. (Fuente extraordinariamente recomendable).

Es decir, ¡qué problemas habría tenido el extraordinario Dizzy Gillespie para convencer a Atenea y a los atenienses de su arte! y, por supuesto, Jethro Tull no se habrían comido ni un colín. ¡Con lo romántico que es bailar mejilla con mejilla! como nos demostraban Astaire y la Rogers.

Cuestión de mofletes... Digo, de gustos.

4 comentarios:

Rosa Cáceres dijo...

Bailar mejilla con mejilla en los dos casos que ejemplificas con fotos sería extraordinariamente fácil jajaja ¡vaya "globalización" de carrillos!
He estado dando una vueltecilla por tu blog y veo que te enfrentas a las mismas cuestiones trascendentes que muchos colegas o galeotes de la enseñanza, entre los que me cuento.
Unmersa en corregir exámenes de 1º de Bacchillerato, estoy pensando en recopilar los doislates de variado color y peso que me estoy encontrando en esos folios malhadados.
Lo de la ortografía, por cierto, es batalla perdida.
Paciencia...que es la madre de la Ciencia.

Eladio Balboa dijo...

Saludicos, seguro que encuentras bastante material entre ese mar de exámenes.

Cayetano dijo...

Ya lo digo Iriarte con su fábula del burro flautista al que le sonó la flauta por casualidad. Mejor pues tener la boca desocupada para otros menesteres, aunque en honor de Ian Anderson hay que decir que es capaz de tocar la travesera y hablar o gruñir a la vez. Todo un fenómeno.
Un saludo.

Eladio Balboa dijo...

Polifacético el señor Anderson, sin duda.

Saludos, Cayetano.